19/10/17

RESPOSTA AL SETMANARI ISRAELIÀ AURORA



En resposta a un article publicat al setmanari Israelià en espanyol AURORA per Santiago Trancón Pérez: "Menos de un 25% de catalanes votó por la independencia"



A un ciudadano de cualquier democracia le sorprenderá saber que en España, un supuesto país democrático, hay aún poblaciones con el nombre de fascistas criminales. No sucede en ningún otro país europeo.

Pues sí, en la profunda Castilla, Quintanilla de Onésimo (antes Quintanilla de Abajo) lleva el nombre de uno de los fascistas más furibundos contra los judíos y contra los catalanes. Su nombre es Onésimo Redondo.

Su ardor guerrero eran tan visceral que publicó en español una edición comentada de Los Protocolos de los Sabios de Sión. A los catalanes nos dedicó, a parte de su odio, esta arenga:

"Castilla siente de cerca el placer anticipado de su próxima revancha. Vemos en peligro cierto nuestro pueblo, nuestra alma, nuestro país. Ya es imposible prolongar el letargo.
Castilla se levantará y con ella toda España; porque España quiere vivir sabrá demostrar en momentos definitivos que toda ella es Castellana".

Toda España es Castellana. Este es el resumen del nacionalismo español, este es el sentir del señor Santiago Trancón Pérez, castellano como Onésimo Redondo. Un nacionalismo agresivo y violento conocido en toda la faz del mundo, en Flandes, en México, en Filipinas, en Cuba o en Sudamérica.

Un nacionalismo que se hermanó con la Italia de Mussolini y la Alemania de Hitler, y que tiene una aversión total por la diversidad y la diferencia. En esta España Castellana, Cataluña no tiene cabida, o deja de ser catalana o será siempre enemiga y mantenida a la fuerza.

Todos los estudios de opinión cifran que un 80% de Cataluña quiere decidir libremente, e independientemente de España, su futuro político, sea mediante la secesión o sea mediante nuevas formas de relación con el Reino de España.

A la España Castellana de Onésimo Redondo y de Santiago Trancón no le cabe en la cabeza que los ciudadanos podamos decidir libremente nuestro futuro y si bien no nos respetan como catalanes, con nuestra lengua, cultura, derecho, tradición, nos obligan forzosamente a financiar cuantiosamente un estado quebrado y sin horizonte de regeneración.

En las Cortes franquistas, el método de votación era preguntar a los “procuradores” (nombre castellano para evitar pronunciar la palabra “diputado”) cuantos votos contrarios se emitían a las propuestas del Régimen fascista. Los votos afirmativos eran todo el resto sin preguntarlo.

Pues bien, las cuentas del Sr. Santiago Trancón son un fiel reflejo de este sistema tan “peculiar”, tan típico de las Cortes franquistas. Pone en un saco a los que votan afirmativo y todo el resto, incluido los menores de edad, son contrarios. Así de simple. Métodos típicamente de la España Castellana fascista de Onésimo Redondo. Es como decir que el PP gobierna España en contra del 83% de la población, toda vez que sólo obtuvo 7,9 millones de votos de una población total de 46,5 millones de habitantes. La estupidez puede ser infinita, como bien describía Einstein: “Hay dos cosas infinitas, el Universo y la estupidez, y de la primera no estoy seguro del todo”.

El Referéndum por la Independencia de Cataluña fue una jornada histórica. Millones de personas fueron a votar en medio de una violencia inusual de la policía y el ejército español (Guardia Civil) que España envió a Cataluña en número superior a 10.000 unidades al grito de “A por ellos, oé”, y estos “ellos” a los que debe atacarse no son españoles, son “ellos” los “catalanes”.

El pueblo defendió literalmente las urnas y los colegios abiertos en medio de amenazas, sanciones y la violencia policial que la CNN tachó de “La vergüenza de Europa”.

En medio de esta resistencia heroica, 2.262.424 millones de catalanes pudieron votar, y otros 770.000 no pudieron hacerlo por haberse cerrado los colegios a causa de la violencia de las fuerzas de ocupación españolas.

El censo electoral era de 5.343.358 personas, por lo tanto la participación  fue del 42,3%. Los votos afirmativos fueron 90,09%,  los negativos 7,87%, 2,03% en blanco y 0,89% nulos. 

Siguiendo el razonamiento pintoresco del Sr. Trancón, 100-7,87=92,13% de la población catalana es favorable a la independencia de Cataluña. Por lo tanto, el titular de AURORA hubiera tenido que ser: “EL 92,13% DE LOS CATALANES VOTÓ POR LA INDEPENDENCIA”.

La cifra de participación, superando el miedo y la violencia de las fuerzas policiales y militares, es increíble y, por cierto, superior al referéndum de la Constitución europea del 2005 (41%).

Como podrá desprender el lector de AURORA, entre la España Castellana y Cataluña hay un mundo de lejanía que no es ya posible de armonizar. Que la España Castellana se quede con sus Onésimos Redondos y Santiagos Trancones, con sus publicaciones de “Los Protocolos de los Sabios de Sión”, con sus sistemas de recuento de votos, con sus fascistas Quintanillas de Onésimos, y que la Cataluña moderna, emprendedora y culta pueda volar con su libertad. Como bien dijo el poeta Joan Maragall hace más de 100 años: ADÉU ESPANYA!



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